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Marx: la materia es eterna y no necesitamos a Dios

¿Marx tenía razón? ¿La materia es eterna y Dios no hace falta?

¡Ajá! Aquí estamos otra vez, familia de Like a Dios, para hablar de esas frases que se lanzan por ahí como si fueran verdades absolutas. Hoy estamos ante una bien picante:

“Dice Marx que la materia es eterna, por lo tanto, no necesitamos a Dios”.

Tremendo gancho al hígado teológico. Pero tomemos las cosas con calma, que ni Marx ni la materia se van a escapar de lo que vamos a decir sobre ese asunto.

Primero lo primero: ¿qué quiso decir Marx?

Karl Marx, el señor de la barba peculiar, no creía en Dios. Decía que la religión es "el opio del pueblo", y pensaba que el mundo material es lo único real. O sea, la materia siempre ha existido, no fue creada, y por tanto… no hay necesidad de un Creador. ¿Para qué Dios, si ya tenemos átomos?

Es como decir que, si el arroz con habichuelas ya está servido en el plato, no hace falta la abuela que lo cocinó. Bueno, Marx, con todo respeto… ¡eso no se lo dices a mi abuela!

¿Y qué dice la Biblia?

La Biblia comienza sin rodeos:

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.
Génesis 1,1

O sea, la materia tuvo un principio, y no se cocinó sola. Hay un Chef divino detrás de todo esto.

San Pablo también mete su cucharada:

“Lo invisible de Dios, su eterno poder y divinidad, se deja ver a través de sus obras desde la creación del mundo”.
Romanos 1,20

En resumen: Dios se nos revela a través de la materia, pero no es la materia.

Pero, ¿y si Marx tenía razón?

Bueno, si la materia fuera eterna, como decía Marx, eso no resuelve el misterio… ¡lo traslada!

Es como si un niño preguntara:
—“¿Quién hizo el mundo?”.
Y le respondieran:
—“Nadie, el mundo siempre ha estado ahí”.

Eso no responde la pregunta, solo la esquiva con estilo filosófico.

Además, incluso si la materia fuera eterna (que, por cierto, no hay evidencia científica de que lo sea), eso no elimina la necesidad de Dios. Porque la pregunta de fondo no es solo “¿cuándo comenzó todo?”, sino: “¿por qué existe algo en vez de nada?”.

Y ahí, mi gente… Marx se queda callado como un jugador de dominó con una ficha doble blanca.

El golpe a la “materia eterna”

En el siglo XX, el modelo del “universo eterno” se vino abajo con la teoría del Big Bang. Irónicamente, fue un sacerdote católico, Georges Lemaître, quien propuso la idea. (¡Sí, un cura!) Y no lo hizo en plan “biblia-científica”, sino con matemáticas puras y duras.

Einstein al principio le dijo:
—“Sus cálculos son correctos, pero su física es abominable”.

Años después, Einstein tuvo que tragarse su bigote metafórico y admitir que su amigo Lemaître tenía razón. El universo tuvo un comienzo.

Y, como dice la buena teología: todo lo que tiene un comienzo necesita una causa. Y si esa causa no está en la materia… ya tú sabes quién es.

Pero... ¿no podemos vivir sin creer en Dios?

Claro que puedes. También puedes vivir sin comer frutas, sin hacer ejercicio y sin decirle "te amo" a tu abuela. Pero eso no significa que sea lo mejor, ni que eso quite la realidad de las cosas.

Dios no es un adorno filosófico para gente que necesita consuelo. Es la fuente de todo lo que existe.

“En Él vivimos, nos movemos y existimos”.
Hechos 17,28

En resumen:

  • Marx dijo que la materia es eterna.
  • La Biblia dice que fue creada.
  • La ciencia moderna dice que tuvo un comienzo.
  • Y tú decides en quién confiar:
    • ¿En un sistema filosófico nacido en el siglo XX?
    • ¿O en un principio creador -Dios- que por milenios ha estado presente en todas las culturas y en todos los pueblos?

Reflexión final:

La materia es impresionante. Mira tu cuerpo, tu cerebro, el chocolate… ¡todo eso es materia! Pero no confundas el regalo con el Regalo (sí, con R mayúscula).

La materia no se adora. Se estudia, se cuida, se transforma… pero no sustituye a Dios. Porque la materia no tiene el poder de transformar vidas permanentemente. Dios sí.

Por eso, a quien te dijera: “No necesito a Dios, la materia basta”, respóndele tranquilamente:

“Hermano, hasta Marx necesitaba pan. ¿Y tú me dices que la materia se hornea sola?”


(La pregunta que da título a este post fue sacada del libro 400 respuestas a preguntas que usted puede hacerse sobre la doctrina católica del padre Jorge Loring S.J.)

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