🧘♂️"El Reiki cura, pero... ¿es cosa de Dios o del otro equipo?". Esa es la pregunta que muchos se hacen cuando escuchan sobre esta técnica japonesa que promete sanación con solo posar las manos (sí, sin inyecciones, ni jarabes de sabores sospechosos).
Pero tranquilo, que aquí no vamos a exorcizar a nadie ni a canonizar al maestro reiki de tu barrio. Vamos a mirar el tema con lupa, Biblia en mano, pero sin prejuicios y con el humor necesario para no caer dormidos en posición de loto.
🌈 ¿Qué es el Reiki y por qué tanta bulla?
Reiki es una palabra japonesa formada por dos conceptos:
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Rei: “Sabiduría de Dios” o “Poder Superior”.
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Ki: “Energía vital”.
Júntalos y suena bonito: energía vital guiada espiritualmente. Pero no te confundas: que suene espiritual no quiere decir que sea una religión. Reiki no tiene dogmas, ni santos, ni procesiones, ni exige que renuncies a tu fe católica para recibirlo. No te dan un catecismo reiki ni tienes que confesar tus pecados con el maestro zen.
😇 Pero... ¿qué pinta Dios en todo esto?
Muchos que han recibido Reiki afirman que sintieron una paz “casi celestial” (más fuerte que la que da apagar el celular un domingo). Esto ha llevado a que algunos relacionen el Reiki con Dios. Y tiene sentido: cuando uno experimenta una sanación profunda —física, emocional o espiritual—, lo primero que piensa es "¡Gracias, Señor!", no "¡Gracias, energía universal!".
¿Y sabes qué? Eso no está mal.
La Biblia nos recuerda que “todo buen regalo y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces” (Santiago 1,17). Si una persona sana y se siente mejor gracias al Reiki, como católicos no deberíamos gritar “herejía”, sino discernir con sabiduría.
📜 El monje que lo inició… ¿santo o sanador?
El Reiki fue “redescubierto” en Japón a finales del siglo XIX por Mikao Usui, un budista que se fue a hacer retiro espiritual en el Monte Kurama (con ayuno incluido, porque el wifi todavía no existía). Después de varios días de oración y meditación, experimentó una iluminación que lo llevó a crear esta técnica de sanación.
¿Era cristiano? No.
¿Era brujo? Tampoco.
¿Era alguien que buscaba ayudar? Sí.
¿Y acaso Dios no puede usar incluso a un japonés del siglo XIX para hacer el bien?
Recordemos lo que dijo Jesús:
"El viento sopla donde quiere" (Juan 3,8). Dios actúa como quiere, cuando quiere y con quien quiere.
⚠️ Precaución sin paranoia
Como católicos, no está mal usar terapias alternativas siempre que no contradigan nuestra fe. Lo dice el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2292-2296): se puede recurrir a tratamientos diversos siempre que respeten la dignidad de la persona y no sustituyan el debido cuidado médico ni la confianza en Dios.
El problema vendría si:
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El maestro Reiki dice que es el "canal exclusivo del universo".
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Te piden invocar entidades raras o te prohíben ir a misa.
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Te venden cuarzos “bendecidos” por una cabra tibetana.
Entonces sí: sal corriendo. Pero si es solo una terapia complementaria, sin misticismos raros, y tú sigues rezando, comulgando y confiando en el Señor... pues tranquilo, que no vas directo al infierno por eso.
🤝 Sanar no es magia: es compromiso
El Reiki funciona (según muchos testimonios) como una forma de armonizar cuerpo y espíritu. Pero el que recibe la terapia también debe poner de su parte: cambiar malos hábitos, perdonar, orar, descansar más, etc. Vamos, que no es una varita mágica que te cura mientras tú sigues odiando a tu suegra.
📖 En resumen bíblico:
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Todo lo bueno viene de Dios → Santiago 1,17
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Jesús también sanaba con las manos → Lucas 4,40
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Discernid todo y quedaos con lo bueno → 1 Tesalonicenses 5,21
📌 Conclusión (sin incienso ni chakras)
¿Es Reiki una religión? ❌ No.
¿Es del diablo? ❌ No necesariamente.
¿Puede usarse con fe y discernimiento? ✅ Sí.
¿Sustituye a la oración, la confesión y los sacramentos? ❌ Jamás.
Así que si vas a hacerte Reiki, que sea con la conciencia tranquila, el alma limpia y el Espíritu Santo como tu verdadero guía.
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